Aunque usted no lo crea #2: La incongruencia del Cura Hasbún

Esta semana el Cura Raúl Hasbún, uno de los personajes más nefastos de la historia chilena (y de la iglesia también), fue despedido de Mega. El personaje apadrinador de criminales y violadores, y además uno de los fervientes adherentes a la dictadura de Pinochet tuvo palabras para describir al canal que lo cobijó durante más de 11 años, y que paso a citar a continuación:

¿Cómo ve a Mega en este momento?
Yo aventuro una hipótesis que creo está siendo confirmada. El principal activo patrimonial del canal estaba en el hecho de que la ciudadanía lo percibía como el canal de la familia, que podía verlo tranquilo, exento de sensacionalismo violento, farandulización, de un erotismo desenfrenado y de situaciones de violencia. En la medida en que la nueva administración dé señales que van en el sentido contrario, creo que el canal, lejos de posicionarse mejor, va a perder el público que tenía cautivo. Su principal público está en una audiencia, sanamente usada la palabra, conservador. Creo que los primeros pasos que han dado navegan en la dirección contraria.

Yo no creo que el canal que haya descrito sea el de Vicuña Mackenna. ¿Canal de la familia? ¿Exento de farándula, erotismo, violencia? ¿El canal que daba clases de moral? Yo diría que era todo lo contrario, que era la estación de la doble moral. ¿Acaso nunca ha visto "Secreto a voces", donde usan y abusan del morbo a más no poder para obtener rating? (aun así van terceros y a veces cuartos en sintonía detrás de "Pobre rico", "Millonario Alta Tensión" e incluso "Yingo"... YINGO poh).

Además, siempre el canal se negó a pasar en su canal los spots de prevención del SIDA donde promocionaban el uso del condón, sin embargo, en la misma estación a las 6 de la tarde, en "Mekano" abusaban del "erotismo" para obtener un poco de sintonía.

Esta es otra de las tantas incongruencias del señor Hasbún, apadrinador de torturadores que luego hablaba de la defensa de la vida. Como diría alguien en un foro, la TV se operó de un mal, que representa la crisis de credibilidad de la iglesia católica.

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