La primera gala de Sábado Gigante, celebrando sus 50 años, me dejó con sentimientos encontrados. No solo porque es un bien necesario en una televisión chilena rodeada de farándula, sino que me reencontré con ese modelo de hacer tele que me enamoró cuando era chico. Algo que solo Don Francisco solía hacer.
A mi me tocó la puntita de SG hecho en Chile, más tenía 2 meses cuando se dejó de hacer acá. De hecho en las TV Grama que me compré el año pasado, en la de enero de 1993, salía un articulo anunciando que el clásico sabatino iba a realizarse única y exclusivamente en Miami, y además, Don Francis manifestaba que quería ser "el embajador de Chile": Y lo logró. Pese a todo lo bien que le está yendo en Univisión, nunca se ha olvidado de nosotros, haciendo estelares acá, tanto de conversación como de concursos.
Estuve en Chillan viendo una parte de lo que fue la primera gala de celebración a medio siglo del comienzo de transmisiones del programa sabatino. La escenografía era un fiel reflejo de sus versiones ochenteras, pero con la modernidad de los nuevos tiempos: Pantallas LED, luminarias modernas, etc.
Don Francisco, acompañado del piano del Tio Valentin Trujillo y de la orquesta conformada por los familiares de este último, de la coanimadora Diana Bolocco y de Dominique Gallego haciendo el papel de Karina Laskarin (ustedes saben, el de la modelo que entrega los premios y hace las menciones), fue el host de una noche llena de recuerdos y de emociones. Como el del "Dispare usted, disparo yo?" ahora renovado y auspiciado por Claro. Como siempre, la emoción embargó al ganador del flamante auto nuevecito de paquete.
El tango de Cecilia Bolocco que nuevamente ameritó una gran performance de la reina de Chile, además del humor contingente de Dino Gordillo y la música del romanticón Luis Fonsi, pusieron el toque de una noche como pocas, que hasta incluyó un momento de conversación al más puro estilo de "Noche de gigantes".
En fin, fue solo la primera noche. Se avecinan tres galas más que de seguro sacarán más de una emoción. Y más que preocuparse por el rating, es un homenaje a un programa que durante 50 años lleva entretención a los hogares chilenos. Aunque no sea lo mismo que hace 30 años.
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