Ahí se debatieron y se acordaron importantes tratados, así como tratados que contribuyen tanto al desarrollo de América Latina sino que a solucionar lo antes posible la grave crisis europea, de la cual España le ha tocado más duro.
Sin embargo, en la televisión chilena, hay otra cumbre.
La cumbre de la maldad, de la mentira, de la hipocresía, del odio, de la falta de respeto, de la falta de sentido común.
La cumbre donde sus "líderes" son antitesis de productores, directores y "rostrillos" que se creen todo, que ocupan camarines, estudios y camaras que deberían usar OTRAS personas. Una cumbre donde Chile no gana, solo pierde. Pierde la sociedad, su identidad moral y cultural, su libertad de elegir. Sus tratados solo servirán para imponer figuras que serán volatiles, pero que no aportarán nada más que odio y cizaña a otros; que contribuirán a que Chile pierda de a poco los valores que fueron inculcados por personajes buenisimos y que hoy todos recordamos.
De todos depende frenar esta verdadera cumbre ilegal del odio y de la maldad, de nosotros depende recuperar y defender los pilares fundamentales de la calidad y del respeto a nuestros compatriotas. En nosotros está desbaratar sus oscuros y siniestros tratados, y hacer volver la tele de siempre, esa donde todos nos sentíamos parte, no los personajetes sin talento de hoy.
