El día martes todos fuimos unos "sencillos espectadores" del season finale de "Los 80", una serie que según definió Otilio Castro (el "Sapo y la CTM" de la CNI) es "un orgullo para la televisión chilena". Y no le falta razón.
El capítulo que esta semana recordó el asesinato de José Carrasco (periodista de Análisis que mataron agentes de la dictadura en venganza por el atentado a Pinochet), tuvo una mezclodanza de emociones muy grandes. Con una Claudia con pavor al ser capturada por el sapo, con un Juan Herrera que le cuenta a su hijo la firme de lo que sucede con la familia, con un Gabriel que muere a manos del falso hermano de Herrera, y con el personaje de Loreto Aravena que finalmente vuelve a su casa, claro que llorando a moco tendido, lo que da para pensar que antes fue torturada o violada por el agente, lo que da pie a un mar de dudas de parte del patriarca de la familia más querida de la pantalla chica.
Y la sintonía anduvo de las mil maravillas. Superó con creces los 34 puntos aún en día de semana, y con un peak merecidísimo de 40 puntos, lo que lo sitúa como el programa más visto de la temporada, junto con "Mi nombre es", "Talento chileno", "En su propia trampa" y la sobrevalorada "Perla", lo cual demuestra lo que realmente queremos ver los chilenos: Programas bien hechos, del trillado pero necesario termino de "calidad" y con una propuesta inteligente sin escatimar recursos (y de paso, hecha por tierra la teoría de Rodrigo Munizaga de La Tercera a partir del escaso rating que tuvo "Los archivos del cardenal" en TVN, serie que perdió ante "Infieles").
En un momento se temió el futuro de la serie debido a los recortes del fondo del CNTV (ya que depende de esa plata y no directamente del 13, algo que habla muy mal de las inversiones de Luksic), pero esos fondos se aprobaron y tenemos una quinta temporada en el año que viene.
Desde esta tribuna felicitamos a Tito Gesswein, a Boris Quercia y a todos los actores, productores y gente que está detrás de una obra de gran calidad como lo es "Los 80", y de paso hacemos un llamado a los canales de TV a que inviertan no solo en series como esta, sino que en programas que le hagan un gran favor a la pantalla chilena, que en la suma y resta (y bien lo dicen los índices), demuestra que los chilenos somos bien exigentes, que no somos tan faranduleros y que otro modelo de tele es posible, si hay voluntad de los canales, porque los recursos están.
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El capítulo que esta semana recordó el asesinato de José Carrasco (periodista de Análisis que mataron agentes de la dictadura en venganza por el atentado a Pinochet), tuvo una mezclodanza de emociones muy grandes. Con una Claudia con pavor al ser capturada por el sapo, con un Juan Herrera que le cuenta a su hijo la firme de lo que sucede con la familia, con un Gabriel que muere a manos del falso hermano de Herrera, y con el personaje de Loreto Aravena que finalmente vuelve a su casa, claro que llorando a moco tendido, lo que da para pensar que antes fue torturada o violada por el agente, lo que da pie a un mar de dudas de parte del patriarca de la familia más querida de la pantalla chica.
Y la sintonía anduvo de las mil maravillas. Superó con creces los 34 puntos aún en día de semana, y con un peak merecidísimo de 40 puntos, lo que lo sitúa como el programa más visto de la temporada, junto con "Mi nombre es", "Talento chileno", "En su propia trampa" y la sobrevalorada "Perla", lo cual demuestra lo que realmente queremos ver los chilenos: Programas bien hechos, del trillado pero necesario termino de "calidad" y con una propuesta inteligente sin escatimar recursos (y de paso, hecha por tierra la teoría de Rodrigo Munizaga de La Tercera a partir del escaso rating que tuvo "Los archivos del cardenal" en TVN, serie que perdió ante "Infieles").
En un momento se temió el futuro de la serie debido a los recortes del fondo del CNTV (ya que depende de esa plata y no directamente del 13, algo que habla muy mal de las inversiones de Luksic), pero esos fondos se aprobaron y tenemos una quinta temporada en el año que viene.
Desde esta tribuna felicitamos a Tito Gesswein, a Boris Quercia y a todos los actores, productores y gente que está detrás de una obra de gran calidad como lo es "Los 80", y de paso hacemos un llamado a los canales de TV a que inviertan no solo en series como esta, sino que en programas que le hagan un gran favor a la pantalla chilena, que en la suma y resta (y bien lo dicen los índices), demuestra que los chilenos somos bien exigentes, que no somos tan faranduleros y que otro modelo de tele es posible, si hay voluntad de los canales, porque los recursos están.
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