Por cosas como las que detallé denantes, Brasil tiene un verdadero carnaval televisivo, y la Rede Globo es el mejor ejemplo de cómo se pueden hacer las cosas bien, como el Dios de la tele manda.
La semana pasada, la televisora que partió hace ya 50 años en un modesto predio del Jardin Botánico de Rio de Janeiro, celebró en grande su medio siglo de vida, en el que un sueño del periodista Roberto Marinho se vio realidad. Bajo el alero del polémico diario O Globo -ese que respaldó una intervención militar allá en los años 60s, cosa que tardaron décadas en reconocer que estaban terriblemente mal-, nacía en el Canal 4 carioca con el infantil "Uni Duni Te".
Y la Globo tiró la casa por la ventana en un evento único, sin comerciales, en el que se repasó toda su historia y sus logros, con sus virtudes y defectos, aciertos y errores, como todo medio de comunicación que se cae, pero reconoce que la embarró y se vuelve a levantar. Y fue al más puro estilo brazuca: Carnaval.
Reunidos todos los elencos de sus producciones dramáticas, sumado a sus rostros como Galvao Bueno, Fatima Bernardes, Gaby Amarantos, Claudia Abreu -o sea, la inolvidable Chayenne de Encantadoras-, el gran Roberto Carlos, Anitta, Claudia Leitte, y tantos otros convidados que fueron parte de una noche inolvidable, siempre con el inconfudible estilo de la Venus Platinada.
Nota aparte fue que en los créditos finales nombraron a todos los funcionarios de la Rede Globo, todos, desde el primero al último, del más viejo al más joven.
Estos son eventos que se me inflaría el pecho de ver acá, pero que lamentablemente seguirán en el sueño de muchos si es que la TV chilota sigue viviendo su propio carnaval: El Carnaval Farandulito.
