Un jovenzuelo penquista que es feliz a su manera. Técnico en Computación e Informática que actualmente busca trabajo y, en el intertanto, quiere aprender más el bello arte de armar y arreglar computadores. Combate por la TV de calidad y ama la música pop tanto como a su familia.

31 octubre 2014

Difundamos un país positivo

(Esta columna en realidad iba a llamarse "Un país ganador", pero lo rechacé de plano porque eso recuerda años nefastos de nuestra historia reciente, que además era el lema de un siniestro personaje que quería perpetuarse en el poder más de la cuenta).

Mi crítica puntual este año a la TV chilena es que la farándula se está muriendo, agonizando, pero tres canales no capitalizan eso ni aprovechan para crear programas que revolucionen el medio, ni mucho menos historias que pongan cara a realidades que muchos quieren ocultar por las mismas razones por las que la farándula tuvo bombo en fiesta durante 3 nefastísimos años.

Se han farreado tres años que se pudieron aprovechar para tener una anhelada variedad ("abanico de contenidos", como me gusta llamarlo) porque los ejecutivos solo cuentan plata en vez de crear una programación que satisfazca y que guste a la mayoría. Se han perdido varios polos programáticos y varios nichos que debieron explotarse, y que hasta el día de hoy, siguen prefiriendo el cable porque la TV abierta chilena es la peor del mundo.

Es más, han hecho todo lo contrario a lo que debería hacerse: Se nos ha hecho creer que somos un país cahuinero, de que no tenemos inteligencia, ni ganas de surgir, de que no somos capaces, de que no hay recursos para traer a una Kate Upton o a una Kristen Stewart a nuestro país porque somos un país rasca, sin presupuesto, ni nada. ¡Pamplinas!

No todos los chilenos tenemos "el chip del cahuin", que los ejecutivos crean eso es porque viven en una nebulosa impuesta por 600 casas afiliadas a una empresa inauditable y con fama de corrupta -en Brasil dijo que iba a ganar Marina Silva, por ejemplo-. Los recursos siempre han estado para conseguir la visita de fenómenos mundiales, o para satisfacer a los hipsters, a los universitarios o a los teenagers, pero el problema es el mismo que sucede en las corruptelas gubernamentales o el Caso Penta: Desvío de fondos a cosas nefastas. La farándula ganó poder y relevancia mientras los niños se quedaron sin su franja infantil ni propuestas novedosas para ellos.

El Chile de hoy no es tonto y sabe cuando le hacen el leso, eso se demostró en la Reforma Estudiantil, con el movimiento de los Indignados. Se puede tener un nivel de vida similar al de Canadá y una calidad televisiva a la altura de Inglaterra o Alemania. Solo es cosa de hacer bien las cosas y arriesgarse a cruzar el rio, porque hay un 95% de probabilidades de cruzarlo y el 5% restante de ser devorado por la corriente.

A nosotros no nos gusta el pesimismo, porque eso sería darle la razón a la farándula y a todos quienes quieren que todo siga igual de malo como lo es ahora. Me gusta la ironía, la irreverencia, la informalidad, pero siempre en su medida, porque es necesario para descartucharnos y dejar de hacernos los lesos. El positivismo debe primar, todo sale bien si yo lo prefiero, y eso no solo es algo que se encuentra en libros de autoayuda ni nada. Tenemos pasta para crear artistas, construir fenómenos, pararnos de igual a igual y que los grandes de Gringolandia sientan orgullo de venir acá. Ese es el sueño de todos quienes siguen a LTSC, porque así debió ser siempre.

En sintesis, hagamos hasta lo imposible para formar un país como todos queremos. Un país positivo. Un país gigante.

DECLARACIÓN PÚBLICA: COMO TELEVIDENTES PEDIMOS Y EXIGIMOS RESPETOA nosotros como equipo, tanto como a ustedes que nos...

Posted by La tele según Caamaño on martes, 19 de enero de 2016