Señoras y señores... ¡Volvió la televisión a la televisiónchilena! ¡Y volvió de la mejor forma posible! No estamos soñando, es verdad, algo que nunca pensabamos que sucedería, aconteció. Regresaron los estelares y con él, la calidad que creimos haber perdido para siempre.
¿Quién fue el encargado de decir que no todo está perdido en la industria? Stefan Kramer, el popular imitador que hizo que hasta los que la semana pasada decían que no veían TVN se reconciliaran con el canal estatal. Y lo hizo como solo él sabe hacerlo, trayendo un programa con semejanzas a esos grandes late shows gringos o ese espacio de Graham Norton en la BBC de Londres, incluso con lo que hace El Terrat en España... a ello sumandole un escenario no tan pronunciado -dijeron que era reciclaje de los platós de Lip Sync Chile e incluso de Rojo-, y el resultado no podía ser de otra manera.
Eso si, hay un bache programático que Daniel Sagues, un capo de la televisión de calidad de la mano de Camiroaga, tiene que corregir: No puede mandar una tanda a 20 minutos de un capítulo estreno porque eso es vital para el promedio final y puede ocasionar una fuga de los mismos televidentes. Sin embargo, eso se puede enmendar en el segundo capítulo.
Lo cierto es que "Kamaleón, el show de Kramer" demostró que no todo está perdido en la industria televisiva. Como bien dijo esa noche Alberto Fouillioux hijo (más conocido por los que vimos AR entre el 2009 y el 2010 como "Tito el Dictador"), pues si hay creatividad y ganas, los ratings llegan. Y eso vimos el jueves con la notable entrevista a Cecilia Bolocco que incluyó imitaciones de la misma y de Evo Morales.
Como bien concordamos muchos, fue una clase de cómo se tiene que hacer televisión en estos tiempos y todos coincidimos en una cosa: Kramer es el puto amo.
Kramer sabe que no estamos en 1996 como para hacer un estelar como esa época, pero también sabe que no basta solo con ridiculizar al entrevistado como vimos al día siguiente en el programa innombrable del 11.1, y quizá el imitador tenga la respuesta a muchas interrogantes de por qué algunas propuestas de entretención de TVN fracasaron en el intento, partiendo por "Lip Sync Chile" y la versión chilena de "Factor X".
Es un estelar mezclado con late show, y como regla general de estos últimos, tienen que conducirlo los comediantes, y Kramer le pega fuerte. Puede usar la contingencia para sacar un monólogo tan decidor como los de Yerko, con el punto de vista que solo el humor puede ofrecer.
¿Raya para la suma? Hacer televisión no es fácil, y más aún si la industria quiere hacernos creer que lo que la lleva es el programa chano con puros famosillos sacados de la esquina. Afortunadamente, Stefan Kramer y su productora demostraron lo contrario.
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¿Quién fue el encargado de decir que no todo está perdido en la industria? Stefan Kramer, el popular imitador que hizo que hasta los que la semana pasada decían que no veían TVN se reconciliaran con el canal estatal. Y lo hizo como solo él sabe hacerlo, trayendo un programa con semejanzas a esos grandes late shows gringos o ese espacio de Graham Norton en la BBC de Londres, incluso con lo que hace El Terrat en España... a ello sumandole un escenario no tan pronunciado -dijeron que era reciclaje de los platós de Lip Sync Chile e incluso de Rojo-, y el resultado no podía ser de otra manera.
Eso si, hay un bache programático que Daniel Sagues, un capo de la televisión de calidad de la mano de Camiroaga, tiene que corregir: No puede mandar una tanda a 20 minutos de un capítulo estreno porque eso es vital para el promedio final y puede ocasionar una fuga de los mismos televidentes. Sin embargo, eso se puede enmendar en el segundo capítulo.
Lo cierto es que "Kamaleón, el show de Kramer" demostró que no todo está perdido en la industria televisiva. Como bien dijo esa noche Alberto Fouillioux hijo (más conocido por los que vimos AR entre el 2009 y el 2010 como "Tito el Dictador"), pues si hay creatividad y ganas, los ratings llegan. Y eso vimos el jueves con la notable entrevista a Cecilia Bolocco que incluyó imitaciones de la misma y de Evo Morales.
Como bien concordamos muchos, fue una clase de cómo se tiene que hacer televisión en estos tiempos y todos coincidimos en una cosa: Kramer es el puto amo.
Kramer sabe que no estamos en 1996 como para hacer un estelar como esa época, pero también sabe que no basta solo con ridiculizar al entrevistado como vimos al día siguiente en el programa innombrable del 11.1, y quizá el imitador tenga la respuesta a muchas interrogantes de por qué algunas propuestas de entretención de TVN fracasaron en el intento, partiendo por "Lip Sync Chile" y la versión chilena de "Factor X".
Es un estelar mezclado con late show, y como regla general de estos últimos, tienen que conducirlo los comediantes, y Kramer le pega fuerte. Puede usar la contingencia para sacar un monólogo tan decidor como los de Yerko, con el punto de vista que solo el humor puede ofrecer.
¿Raya para la suma? Hacer televisión no es fácil, y más aún si la industria quiere hacernos creer que lo que la lleva es el programa chano con puros famosillos sacados de la esquina. Afortunadamente, Stefan Kramer y su productora demostraron lo contrario.
Calificación
7
Un manjar
