Estimados, amigos y enemigos: Durante estos dos meses se producirán tres avistamientos procedentes del Planeta Pop: Rihanna, Katy Perry y Ariana Grande. También confirmaron su visita a nuestro desierto más arido del mundo Paris Hilton, Cara Delevingne y Sarah Jessica Parker. Por el lado rockero, vendrán Iron Maiden y el fundador de Pink Floyd, David Gilmour. El otro año llega Maroon 5 en la cumbre de su carrera y con una extendida avalancha de éxitos entre los que se cuentan "Maps" y la deliciosa "Sugar".
Pero pareciera que a la TV chilena no le importa, porque veo la misma programación basura de siempre. Es más, el único medio chileno que entrevistó a la californiana es una revista de Papel Couché, la Caras.
Esto me da más pie para una exclamación que desde hace dos meses quería plasmar en esta editorial: ¡Cuánta falta hacen los estelares en nuestra televisión!
Y no me refiero a mamarruchadas que han habido en el último tiempo como "Fruto prohibido", el periodo en Mega de "Gigantes con Vivi" donde incluso repetian a los invitados por falta de presupuesto, o bostas como "Fanáticos" del cual ya nadie se acuerda. ¿Y "Vitamina V"? Por Dios.
Me refiero a lo que teníamos en los 90s -odio mencionar los 80s por la nefasta dictadura-, un abanico de lugares donde podíamos disfrutar a nuestros artistas y grandes figuras del jetset internacional. Lo que hacían Vodanovic, Santis y Gonzalo Bertrán en cada uno de sus canales, y en menor medida, lo que tenía CHV con lo que disponía en ese entonces como "De aquí no sale" -el original, no el programa poronga de UCV- o "Amigas y amigos".
Si los patrones de calidad que teníamos en aquella época se hubiesen mantenido, créanme que habríamos tenido a grandes figuras incluso antes que se presentaran en sus giras. Pero no, había que mostrar farándula porque eso era rentable y porque las audiencias habían cambiado y necesitaban desligarse de todo lo que ocurriese en ese país. Y llegaron las Barrientos, las Boquitas, las Lulis... y peor, los idiotas que los veían.
Hoy, esas mismas personajes crearon la mayor crisis que se tenga conocimiento en la TV chilena, con audiencias que cada día prefieren Netflix o la televisión por cable y eventos en países cada vez más lejanos. Quizá no sea la única solución, pero si el 30% de ella, es traer, aunque no frecuentemente, connotadas figuras de la canción. Aprovecharlas, sacarles el jugo, no hacerlas creer que son tontas porque no lo son.
Ya sé lo que usted está pensando: "Es inviable", "está alejado de la realidad del país", "está obsoleto", "Caamaño pide demasiado". Primero, sáquense de la cabeza que es inviable, olvídense de ello. Quizá en los países más bananeros y pobres del cono sur si lo sea, pero acá no lo es. Si estuviese obsoleto, se puede reinventar el esquema. ¿Cómo me explican entonces que Brasil tenga invitados de renombre en programas como "Caldeirao do Huck" o el "Domingao do Faustao", que no son precisamente programas de conversación? ¿Que pido demasiado? Tal vez, pero la verdad es que prefiero olvidarme de los problemas con una cantante que amo con todo mi corazón, en vez de con una nota irrelevante de una farandulera que aprendió a bailar cueca.
Cuando vino Cyndi Lauper el '89 todos hablaban de ella, incluso "Sábados gigantes" hizo un concurso de dobles. Cuando fue lo de Amnistia Internacional se dedicó todo un "Sábado Taquilla" para referirse a Sinead O'Connor y New Kids on the Block. Cuando vino Madonna todos los noticieros dedicaban sus minutos a su visita. Ahora que no solo viene uno, sino que tres megaestrellas, pareciera que siguen como si no viniese nadie. Como si todavía viviésemos en ese país oscuro, donde las noches llenas de luces estaban alejadas de nuestra idiosincracia y presupuesto, donde con cuea venían cantantes de jazz a interpretar canciones de comerciales.
Por eso son necesarios los estelares en nuestro país. Quizá no con el esquema tradicional pero si reinventado. Porque eso es entretenimiento, y entretenimiento sano. Y Rihanna, Katy, Ariana, Sarah Jessica, Paris, Cara y tantas otras hacen entretenimiento, y lo mejor de todo es que no molesta a nadie, al contrario, son respetadas y admiradas por todo público.
Si no entienden eso, es porque prefieren seguir en crisis y dejar a la televisión chilena solo como un recuerdo de lo que fue y lo que pudo ser.
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Pero pareciera que a la TV chilena no le importa, porque veo la misma programación basura de siempre. Es más, el único medio chileno que entrevistó a la californiana es una revista de Papel Couché, la Caras.
Esto me da más pie para una exclamación que desde hace dos meses quería plasmar en esta editorial: ¡Cuánta falta hacen los estelares en nuestra televisión!
Y no me refiero a mamarruchadas que han habido en el último tiempo como "Fruto prohibido", el periodo en Mega de "Gigantes con Vivi" donde incluso repetian a los invitados por falta de presupuesto, o bostas como "Fanáticos" del cual ya nadie se acuerda. ¿Y "Vitamina V"? Por Dios.
Me refiero a lo que teníamos en los 90s -odio mencionar los 80s por la nefasta dictadura-, un abanico de lugares donde podíamos disfrutar a nuestros artistas y grandes figuras del jetset internacional. Lo que hacían Vodanovic, Santis y Gonzalo Bertrán en cada uno de sus canales, y en menor medida, lo que tenía CHV con lo que disponía en ese entonces como "De aquí no sale" -el original, no el programa poronga de UCV- o "Amigas y amigos".
Si los patrones de calidad que teníamos en aquella época se hubiesen mantenido, créanme que habríamos tenido a grandes figuras incluso antes que se presentaran en sus giras. Pero no, había que mostrar farándula porque eso era rentable y porque las audiencias habían cambiado y necesitaban desligarse de todo lo que ocurriese en ese país. Y llegaron las Barrientos, las Boquitas, las Lulis... y peor, los idiotas que los veían.
Hoy, esas mismas personajes crearon la mayor crisis que se tenga conocimiento en la TV chilena, con audiencias que cada día prefieren Netflix o la televisión por cable y eventos en países cada vez más lejanos. Quizá no sea la única solución, pero si el 30% de ella, es traer, aunque no frecuentemente, connotadas figuras de la canción. Aprovecharlas, sacarles el jugo, no hacerlas creer que son tontas porque no lo son.
Ya sé lo que usted está pensando: "Es inviable", "está alejado de la realidad del país", "está obsoleto", "Caamaño pide demasiado". Primero, sáquense de la cabeza que es inviable, olvídense de ello. Quizá en los países más bananeros y pobres del cono sur si lo sea, pero acá no lo es. Si estuviese obsoleto, se puede reinventar el esquema. ¿Cómo me explican entonces que Brasil tenga invitados de renombre en programas como "Caldeirao do Huck" o el "Domingao do Faustao", que no son precisamente programas de conversación? ¿Que pido demasiado? Tal vez, pero la verdad es que prefiero olvidarme de los problemas con una cantante que amo con todo mi corazón, en vez de con una nota irrelevante de una farandulera que aprendió a bailar cueca.
Cuando vino Cyndi Lauper el '89 todos hablaban de ella, incluso "Sábados gigantes" hizo un concurso de dobles. Cuando fue lo de Amnistia Internacional se dedicó todo un "Sábado Taquilla" para referirse a Sinead O'Connor y New Kids on the Block. Cuando vino Madonna todos los noticieros dedicaban sus minutos a su visita. Ahora que no solo viene uno, sino que tres megaestrellas, pareciera que siguen como si no viniese nadie. Como si todavía viviésemos en ese país oscuro, donde las noches llenas de luces estaban alejadas de nuestra idiosincracia y presupuesto, donde con cuea venían cantantes de jazz a interpretar canciones de comerciales.
Por eso son necesarios los estelares en nuestro país. Quizá no con el esquema tradicional pero si reinventado. Porque eso es entretenimiento, y entretenimiento sano. Y Rihanna, Katy, Ariana, Sarah Jessica, Paris, Cara y tantas otras hacen entretenimiento, y lo mejor de todo es que no molesta a nadie, al contrario, son respetadas y admiradas por todo público.
Si no entienden eso, es porque prefieren seguir en crisis y dejar a la televisión chilena solo como un recuerdo de lo que fue y lo que pudo ser.