Primero, la serie no es una más del montón, de esas que solo tienen una temporada pero la ingratitud del rating hace que solo se queden en la propuesta. Es un esfuerzo conjunto entre Disney y UCV Televisión de reunir a la familia chilena en torno a la tele, a través de divertidas historias encarnadas por aquellas actrices que fueron parte de la época gloriosa de nuestra pequeña pantalla.
Segundo, porque la pésima decisión tomada por Alexis Zamora solo responde a una desesperación de esta personita para probar horarios, cosa que no se puede hacer ni menos en tiempos de crisis. Y asi, se bota plata, esfuerzo y tiempo. Yo creo que Enrique Aimone deberá estar decepcionado del 13 por como trató su máximo orgullo, y Ricardo Vicuña menos va a querer regresar a la televisora de Cristian Bofill.
Lo más chistoso es que Zamora no le dio una sola oportunidad a la serie, como si ganarse la confianza de los televidentes es igual que jugar al ajedrez. Si los ejemplos del inicio de esta entrada hubiesen sucedido, Guillermo Francella no sería un excelente comediante o Jennifer Aniston no conquistaría corazones como lo hace en sus películas.
Y tercero, porque se pierde una oportunidad "dorada" de llenar de diversidad la parrilla programática de una televisora a la cual le llora algo bueno en la tarde, más que esa bosta portuguesa que dan en la sobremesa, con rima y todo. ¿Por qué? Porque gracias al rating, hoy obsoleto y más criticado que nunca, se están dictando falsas pautas de calidad o se está imponiendo gustos en la gente.
¿Qué debería hacer Canal 13? Obviamente todos acá queremos que se revierta esta decisión que no hace más que los actores se defrauden y menos quieran trabajar en un canal que no les ofrece estabilidad. Pero también pasa por rebelarse y dar un golpe a la cátedra: Retirarse de la medición de audiencias, así como lo hizo la cadena FOX en Estados Unidos, aduciendo falta de renovación y poca sintonía con las nuevas tecnologías.
Eso sería un salto al futuro, pero infelizmente, los ejecutivos de TV no saben hacer nada más que solo una cosa: El ridículo.
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