En la política, por ejemplo. Hay sectores políticos que derechamente fomentan el odio. Como los partidarios a Piñera, quienes a los que osen decir algo contra el mandatario, aun usando contundentes pruebas que los inculpan, no dudan en tildarte de rojo, comunista, colorado, marxista, imbécil e incluso de viudo de la concertación. Era cosa de la semana pasada cuando veía el Twitter de un locutor institucional de cierta radio decana en la FM, donde decía que la mayoría de los periodistas de los canales de televisión eran "rojos". Lo mismo pasa con los de extrema izquierda, ellos utilizan los movimientos sociales como los "indignados" a su favor, y te dicen que si no estás con ellos le haces el juego al empresariado, a los oligarcas, a la burguesía. Podrán tener pruebas contundentes, pero la efectividad de este movimiento se ve opacada por aquellos que lo utilizan como fines políticos como el PC.
Eso no es problema solamente de Chile. Sino que en ciertos sectores de latinoamérica. Por ejemplo, en Venezuela y Argentina, donde si no estás de acuerdo con Chavez o Fernandez de Kirchner te tildan de oligarca, de derechista, y de un tal por cual. Incluso creando programas afines a esos gobiernos como "678", donde no se puede debatir si no estás a favor de Cristina y su objetivo es el descredito directo al Grupo Clarín y medios asociados (recordemos que el gobierno trasandino está peleado desde el 2008 con el diario). Y "La hojilla", donde Mario Silva se dedica a despotricar en contra de figuras de la oposición a Mico Mandante como Henrique Capriles, Alberto Ravell o Miguel Henrique Otero (al que incluso llamó "hijo de la grandísima puta").
En el deporte, donde ciertos fanáticos in extremis de Colo Colo, la U de Chile y otros se pelean entre ellos en Twitter, se descalifican, se insultan y hasta llegan a cometerse asesinatos entre esas barras. O lo que ocurre en la red social del pajarito, donde es comun que a los periodistas deportivos que están ahí se les tilde de "zorras", "madres", "monjas", etc. ¿Esos son los valores que profeza el deporte?
Y más aún la televisión. Donde si estás en contra de la telebasura reinante te tildan de avejentado, cuatico, intelectualoide, etc. Me ha pasado en innumerables ocasiones. Te dicen "si no te gusta la farándula, no la veas ni opines". ¿Cómo es eso de que tengo que ver un programa de farándula para opinar? No viejo, yo tengo derecho a expresar mi opinión, viendo o no farándula. ¿Cómo es eso de que los que pedimos el regreso de la televisión de calidad somos unos avejentados? La calidad no se avejenta, todo lo contrario, trasciende en el tiempo y además encanta a grandes y chicos. "Martes 13" y "Viva el lunes" serán recordados por toda la eternidad, en cambio SAV y Primer Plano solo como un resabio de la época negra de la crisis en la TV chilensis.
Y por último, ¿Cómo es eso de que los que pedimos el regreso de la calidad somos todos unos intelectuales, como se ha dicho en Fotech? Yo incluso lo dije, no creo que sea una buena solución pasar del monopolio de la farándula al monopolio de la alta cultura. Una ejecutiva de TVN, Claudia Godoy, decía, a raiz del fracaso de "Las Argandoña", que "cada uno es dueño de lo que ve en la televisión". Ok, si. Pero también cada televisora se hace responsable de lo que le brinda a sus telespectadores, y esa responsabilidad se acrecienta cuando se transmiten cosas malas como la farándula.
Solo falta que Chilevisión haga un programa cuyo único fin es desporticar contra los que pedimos televisión de calidad, como lo hace Venezolana de TV con "La hojilla".
Los cahuines no pueden seguir gobernando en la televisión chilena. Simplemente no pueden. Porque derechamente los programas que profezan la ideología farandulera transmiten antivalores a los televidentes, y no es exageración. Es cosa de ver como trató SQP a Amaro Gomez-Pablos cuando el periodista de TVN criticó la discriminación que le hizo "Primer plano" a Aroldo, el bora de Amazonas.
¿Será que la la farándula nos volvió intolerantes? O peor, ¿Puede un género televisivo estar por sobre los valores ideológicos y morales de un país?
Yo también fui víctima de la intolerancia. Una persona, por ejemplo, dijo que yo insistía tanto con que Katy Perry debe venir a la televisión chilena que yo pensaba que era la solución al problema cultural en Chile. Y otra persona, que es dueña de una cadena de radios on-line y comunitarias, me trató de "pendejo volado" solo por mis opiniones antifarándula. Pero eso no es todo. Una persona, ex dueña de un canal ficticio, que hoy trabaja en un diario de circulación nacional, me trató de "persona sin vida".
Eso es lo que logra un programa de farándula.
Lo peor es que la intolerancia y el odio van de la mano. Y el odio, como lo dijo Jorge Lanata en su programa, va de la mano con el miedo. Porque el que odia le teme a lo distinto. Uno siempre cree que tiene la razón en todo, pero cuando te dicen que no la tienes, te tildan de lo peor. Uno es azul. El otro es amarillo.Y son enemigos irreconciliables, como me sucede hoy con los casos anteriormente expuestos. Ignoramos que si juntamos el azul con el amarillo, da verde.
La farándula, así como el fútbol y la política, nos ha hecho peores personas. Ciertos fanatismos en esos sentidos nos han traido consecuencias a nuestra moral y a nuestros valores. Y no exagero. Pero estamos a tiempo de cambiar. ¿Cómo? Educandonos, haciendo bien las cosas. Si hablamos dos personas que pensamos distinto, sin caer en descalificaciones, puede hasta resultar una buena conversa.
Chile tiene que ser un mejor país. Y todo tiene que ir tomado de la mano. Aun es tiempo. Cambiemos. Evolucionemos.
